Mientras la vida de muchos se perdía, a causa del disturbio tropical que devastó gran parte de República Dominicana, hubo grupos que “aprovecharon” la ocasión para divertirse, poniéndose en riesgo y alterando el orden social.
Tal fue el caso de residentes del Ensanche Capotillo del Distrito Nacional, que llenaron las calles en búsqueda de bebidas alcohólicas y adrenalina, en medio de la tragedia nacional.
La detestable conducta ha causado la reacción del obispo de la Diócesis Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey, Jesús Castro Marte, quien publicó en su cuenta de X, antiguo Twitter, que “los “teteos” que se están registrando en diferentes sectores de la capital en medio de la tragedia que vive el país, no deben ser tolerados y las autoridades de seguridad deben actuar con contundencia y sin tolerancia ante una expresión de incivilidad, imprudencia y vandalismo”.
La voz de esta figura religiosa es otra de las tantas que se alzan en contra de la indolencia e irrespeto a la ley cada vez que el país se enfrenta a un estado de vulnerabilidad.
Cabe destacar que este tipo de celebración clandestina surgió con gran fuerza durante la pandemia del COVID-19 y, pese a los llamados a la conciencia e intervención de las autoridades dominicanas, continúan tomando su curso cuando la ocasión invita a la prudencia.
A finales de agosto del presente año, durante el paso de la tormenta Franklin, ocurrió una situación similar a la de Capotillo en distintas partes del país, destacando los sectores Villa Duarte, Los Mina, Los Frailes, en la avenida Abraham Lincoln y Los Patos, en Barahona.
Así van las cifras
El disturbio tropical hasta el momento registra más de 20 personas fallecidas, heridos y pérdidas materiales lamentables sobre el territorio dominicano.
