Las autoridades tomaron esa decisión tras detectarse dos casos de coronavirus entre el personal del aeropuerto. En siete distritos de la urbe se realizaron masivos testeos, mientras la gente empieza a abastecerse ante un posible confinamiento como el de Shanghai
El régimen chino continúa aplicando restricciones en el marco de su estricta política de “COVID cero”. Este jueves la ciudad de Guangzhou, ubicada al sur del país, anunció la cancelación de todos los vuelos nacionales para los próximos dos días tras detectarse dos casos de coronavirus entre el personal aeroportuario.
Las autoridades indicaron que sólo se trata de los vuelos nacionales; los internacionales y de carga no se ven afectados. Además, la aerolínea Southern Airlines comunicó que los pasajeros que hayan perdido su vuelo recibirán reembolsos.
El aeropuerto señaló que reportó “casos anormales” entre su personal a última hora del miércoles. Por ese motivo, las autoridades sanitarias locales realizaron pruebas masivas en siete distritos de la ciudad para hallar posibles casos de coronavirus y, así, evitar su propagación.
Este jueves las autoridades sanitarias reportaron que hasta el mediodía se habían realizado 1,4 millones de pruebas y se habían confirmado al menos cuatro infecciones.
Zhang Zhoubin, portavoz del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Guangzhou, manifestó que la ciudad no puede bajar la guardia, ya que podría enfrentarse a un grave brote.
“Estamos sometidos a una enorme presión en esta fase de prevención y control, y nunca podemos bajar la guardia”, declaró Zhang.
Allison Zheng, una mujer de 32 años que vive en el distrito de Baiyun, contó a South China Morning Post que el centro de testeo se encontraba repleto de gente. Asimismo, dijo que se abastecerá de alimentos y otras provisiones en caso de que las autoridades ordenen un estricto confinamiento como en Shanghai.Las autoridades sanitarias realizaron testeos masivos en siete distritos de la ciudad de Guangzhou (cnsphoto via REUTERS)
“Tengo que hacer acopio de cosas: alimentos y artículos de primera necesidad para la familia. He comprado algunos alimentos enlatados, pero ahora pienso comprar más, incluyendo verduras frescas”, aseguró.
Por su parte, el temor de los habitantes de Beijing a un confinamiento también se acrecentó este jueves, después de la detección de 50 nuevos casos de COVID-19 y la decisión de las autoridades de ampliar los cierres perimetrales, en tanto Shanghai ha iniciado una tímida reapertura tras más de un mes de feroz encierro.
La capital extendió este jueves a otras dos zonas los cierres parciales que ya afectaban a tres áreas del poblado distrito de Chaoyang y suspendió las clases en todas las escuelas de esa área -con más de tres millones de residentes- al detectarse cadenas de transmisión en centros educativos.
Unos 20 millones de los 23 millones de vecinos de la urbe deben completar en esta semana tres rondas de PCR con las que las autoridades esperan detectar y sacar de circulación a todos los positivos y a sus contactos cercanos con el fin de evitar la transmisión comunitaria del virus.
Aunque la preocupación ante un encierro tan estricto como el que atraviesa Shanghai desde hace un mes es patente en los habitantes de la capital, el miedo al desabastecimiento se ha calmado respecto a días anteriores, en que las personas se lanzaron en masa a comprar alimentos y productos esenciales en las tiendas.
La oferta de productos frescos y comida permanece por el momento estable en la ciudad, cuyas autoridades han insistido en que los suministros están garantizados y han pedido a la población que evite las compras masivas impulsadas por el pánico.
Desde el pasado 22 de abril, se han registrado 142 casos repartidos en 10 distritos de la capital, 80 de ellos en el de Chaoyang.Beijing aumentó las restricciones y los ciudadanos temen ser confinados como los de Shanghai (REUTERS/Carlos Garcia Rawlins)
Es allí donde se concentran las zonas de “control temporal”, como denominan las autoridades a los cierres perimetrales, en los que los residentes pueden salir de sus casas pero no del área en cuarentena, donde funcionan los servicios y comercios esenciales pero han cerrado restaurantes, cafeterías, cines, bibliotecas y gimnasios, entre otros espacios públicos.
Mientras tanto, en la megalópolis oriental de Shanghai, embarcada en un estricto confinamiento desde el 1 de abril -en algunas zonas, incluso desde principios o mediados de marzo-, las últimas rondas de pruebas masivas generaron cierto optimismo, ya que el número de nuevos contagios cayó por quinto día consecutivo y se situó en su cota más baja de las últimas 24 jornadas.
Desde el 1 de marzo, la ciudad, de unos 25 millones de personas, acumula unos 544.000 contagios, con unos 10.600 detectados este miércoles.
Según South China Morning Post, las autoridades de Shanghái están preparando guías para la reapertura del transporte público o de los comercios mientras tratan de reactivar la campaña de vacunación, suspendida estas semanas, para la población más mayor.
De los 5,8 millones de personas de más de 60 años que viven en la ciudad, casi un 38% todavía no han sido inoculadas o, al menos, no con la pauta completa.
El diario oficial Global Times explicó recientemente que, en muchas de las empresas autorizadas, la tasa de reanudación del trabajo está todavía por debajo del 50% debido a factores como la falta de recursos básicos, los bloqueos logísticos y la imposibilidad de muchos trabajadores de salir de los complejos residenciales en los que se hallan confinados.