La señora Evangelista del Carmen Baldera no pudo contener las lágrimas este viernes 14 de febrero mientras escuchaba el veredicto de los jueces de la Corte de Apelación del Distrito Nacional que ratificaron la condena de 30 años contra el hombre que asesinó a su hija, Geraldine Sánchez Baldera.
“El amor de Dios se ha manifestado. Primero doy gracias a Dios y después a los magistrados porque actuaron de una manera justa, porque eso era lo que esperábamos”, expresó la señora, luego de secar su rostro mojado porque se hizo justicia.
Entiende que los magistrados de la Tercera Sala, Ygnacio Camacho, Daniel Nolasco y Mariana García, han hecho un favor a la sociedad al confirmar la sentencia de 30 años.
“Con esta decisión no me devuelven a mi hija, pero al menos él no tiene oportunidad. Tiene que pagar por lo que hizo”, expresó la madre de Geraldine.
Los jueces justificaron su decisión estableciendo que no hubo ningún vicio en la sentencia de primer grado dictada en contra de Batista Ogando, quien deberá pulgar su pena en la Cárcel del 15 de Azua.Los hechos
La mañana del 25 de noviembre del 2017, la joven Geraldine Sánchez Baldera se encontraba en su lugar de trabajo, como lo había hecho otros días desde hace cinco años atrás. Recibió una llamada de su expareja Martín Batista Ogando para que saliera a hablar con él en su automóvil.
El hombre aprovechó el momento, sacó su pistola y la mató de un tiro en la cabeza, luego tiró el cuerpo al pavimento y huyó.
El crimen ocurrió en la calle Primaveral esquina Gardenia #12, del sector Galá, en el Distrito Nacional, frente al lugar donde trabajaba Sánchez Baldera.
Han pasado más de dos años de aquel feminicidio. La familia de la joven asesinada dice que nunca superará aquel trágico hecho de sangre ni las vicisitudes que tuvieron que pasar durante el proceso penal para lograr mantener en la cárcel a Batista Ogando.
Con el recurso que le fue rechazado, Martín Batista Ogando pretendía que los jueces le disminuyan la pena, bajo el alegato de que lo ocurrido fue un homicidio involuntario por manejo “torpe” del arma de fuego, o en su defecto que se celebrara un nuevo juicio por homicidio involuntario.