Por: Fernando Hiciano
Este año debe ser el gran jubileo para la educación dominicana y marca el inicio de la última fase de la ruta de nuestro sueño para conquistar la calidad educativa.
En el devenir de la historia de nuestra educación sus logros se ubican en los procesos más recientes de nuestros días, dando pasos muy importantes para llegar al cenit de lo que todos esperamos. Desde la puesta en marcha del Plan Decenal Educativo, con la Transformación Curricular, y luego con la ejecución del 4% del PIB, trajo consigo las construcciones de miles de salones de clases, los aumentos escalonados y significativos de los salarios del docente, y con ello, su especialización en diversas áreas del saber, la aplicación del currículo en los libros de textos, la puesta en marcha del transporte escolar y los resultados de la Prueba PISA marcando el mapa de la educación son buenas y esperanzadoras noticias.
El camino se ve largo y hasta nubloso, pero es tan corto que se encuentra a la distancia de nuestra voluntad para concretizar las metas, y con nuestro arrojo, venciendo todas las adversidades, venciéndonos también a nosotros mismos para enfrentar la resistencia al cambio, porque de lo que se trata es de dejar atrás el hombre embelesados con las distracciones y su falta de actitud. Debemos abrazarnos con el futuro inmediato para redimirnos como un pueblo grande, hermoso.
¿Todo está resuelto en educación? Claro que no. Como no todo está resuelto en el plan de salvación que tiene Dios para sus fieles.
Pero ¿qué significa la calidad educativa, nos preguntamos? ¿Se conseguirá este año que recién inicia? No. Sin embargo, los saltos que ha experimentado la educación, a veces con dolor y otras con la resistencia al cambio han surtido sus efectos positivos.
Nuestra educación debe seguir focalizada en la civilización de la paz, construyendo progresos, abandonando todos los signos de la pobreza, aspirando a ser mejores seres humanos, mejores ciudadanos, con valores éticos, respetuosos de la colectividad, comprometido con la patria, siendo promotores de un ambiente de armonía.
Mostrando resiliencia, eficiencia y equidad, escribiendo en su frente la Constitución de la república, respetando siempre su gente, sus cosas y sus leyes, creando la cultura del conocimiento, porque el estudiante debe conocer sus desafíos y sus sueños. Todo esto viene en una buena educación desde la escuela como un paquete con valores incluidos.
Estaremos viendo las bondades de la calidad educativa cuando cada centro escolar se transforme en laboratorios, desarrollando softwares para poner en marcha los modelos confiables de investigación. Transformando el individuo en un ente útil, capaz de modificar el medio ambiente sin dañarlo, y siempre al servicio de toda la colectividad y así convertir la escuela en el centro de desarrollo de las comunidades.
Se herirán algunas sensibilidades, pero este año será determinante, y debe marcar una ruta audaz, desafiante como lo hizo en el año 49 a de C. el general Julio César por todo el Rubicón y que cambió toda la historia de la humanidad.
