El movimiento de desobediencia civil, que empezó con los paros del personal sanitario, se ha extendido a lo largo del país, tanto en grandes núcleos urbanos como Naipyidó, la capital fundada por los militares, y Mandalay, la segunda ciudad más poblada
Miles de manifestantes salieron este lunes a las calles de Myanmar para protestar contra el golpe de Estado que depuso a Aung San Suu Kyi, mientras los trabajadores respondieron a la convocatoria de huelga general y se sumaron a las protestas.
A partir de las 10H00 (03H30 GMT), más de un millar de personas se manifestaban en Rangún, la capital económica.
“No vamos a trabajar aunque baje nuestro salario”, declaró a la AFP Hnin Thazin, obrero de una fábrica de confección. “No quiero dictadura”.
La policía recurrió a cañones de agua contra los manifestantes de la capital Naypyidaw, comprobaron periodistas de la APF.
Otros trabajadores se sumaron al movimiento así como monjes con hábitos color azafrán y estudiantes, portando banderas con los colores de la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi, detenida desde el lunes pasado.
“Liberen a nuestros dirigentes”, “Respeten nuestros votos”, “Rechacen el golpe de Estado”, se podía leer en las pancartas.
También había manifestaciones en otras ciudades del país. Muchas personas desfilaban en sus motos en un concierto de bocinas, como en Tangû, a 300 kilómetros al norte de Rangún.Miles de personas salieron este sábado a las calles de Rangún, antigua capital y ciudad más poblada del país, para manifestarse contra el golpe de Estado perpetrado el lunes por el Ejército. EFE/EPA/LYNN BO BO
El domingo, las manifestaciones, las mayores desde el levantamiento popular de 2007 violentamente reprimidas por el ejército, se realizaron sin incidentes.
La policía disparó al aire para dispersar a un grupo de manifestantes en Myawaddy (sureste), según la prensa local. Catorce personas fueron detenidas antes de ser liberadas, según la Asociación de Asistencia de Presos Políticos (AAPP), con sede en Rangún.
“Revolución en todo el país contra la dictadura”, se podía leer en un correo distribuido a la prensa. También instaron a una “huelga general” y pidieron a los funcionarios y trabajadores del sector privado que se sumen al movimiento.
Decenas de funcionarios de varios ministerios se pusieron en huelga la semana pasada en señal de protesta.
Los generales golpistas no se han referido a las manifestaciones.
El 1 de febrero pusieron fin a una frágil transición democrática con la instauración del estado de urgencia de un año y detuvieron a Aung San Suu Kyi así como a otros dirigentes de la LND.
Asimismo, al menos 150 personas -diputados, responsables locales, activistas- siguen detenidos, según la AAPP.
Las conexiones de internet fueron restablecidas parcialmente el domingo después de haber estado fuertemente perturbadas durante más de 24 horas.Birmania continuó este domingo con el bloqueo a internet impuesto a escala nacional por la junta militar que tomó el lunes el poder mientras se producen nuevas manifestaciones en Rangún. EFE/EPA/NARONG SANGNAK
Los datos móviles también se restablecieron, según la empresa noruega Telnor, uno de los principales proveedores de acceso en el país.
El acceso a Facebook, la herramienta de comunicación más utilizada por los birmanos, seguía, en cambio, con restricciones el lunes.
En el extranjero, el papa Francisco manifestó el domingo “su solidaridad con el pueblo birmano” y exhortó a obrar en favor de una “coexistencia democrática”.
La semana pasada, la ONU instó a la liberación de todos los detenidos aunque no condenó formalmente el golpe de Estado. China y Rusia, apoyos tradicionales del ejército birmano en Naciones Unidas, se oponen.
Estados Unidos y la Unión Europea han enarbolado la amenaza de las sanciones.
Birmania vivió bajo el yugo de los militares durante cerca de 50 años desde su independencia en 1948.El gobierno militar birmano ordena el bloqueo de Facebook. EFE/EPA/NYEIN CHAN NAING
En 2010 se inició una liberalización progresiva y un gobierno civil, dirigido por Aung San Suu Kyi, llegó al poder después de la victoria de la LND en las elecciones de 2015.
El partido ganó de nuevo por mayoría aplastante las legislativas de noviembre, en unos comicios que los militares califican de fraudulentos pese a que los observadores internacionales no constataron problemas mayores.
En realidad, los generales temen perder influencia tras la victoria de la LND, que podría haber querido reformar la Constitución, muy favorable a los militares.
El ejército ha prometido elecciones libres al término del estado de urgencia.