Muchos argumentan que se debe a la falta de un liderazgo político claro, que imponga reglas uniformes en todo el país, aunque otros sostienen que se debe a la fatiga natural después de más de seis meses de lidiar con el virus
La pandemia está en su peor momento en los Estados Unidos. Más de 250 mil personas fallecidas, 11,6 millones de contagiados confirmados, un 25% de aumento en contagios y hospitalizaciones en todo el país. Y el dato más alarmante es que, a diferencia de lo que había ocurrido hasta ahora donde los focos de crisis eran localizados, por primera vez el incremento es de costa a costa y de sur a norte. 47 de los 50 estados presentaron esta semana peores números de COVID 19 que la semana anterior.
Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido seis meses atrás, la vida sigue prácticamente igual. Los comercios están abiertos, con algunas excepciones en ciertos estados como Nueva York, Washington u Oregon, donde hay restricciones para restaurantes que solo pueden operar al aire libre. Pero más allá de las restricciones que cada municipalidad o estado puedan llegar a aprobar, existe una suerte de sensación en la sociedad de que pese a los números, la situación no es tan grave como lo era seis meses atrás.
“Es normal. Llevamos seis meses lidiando con esto. La gente se cansa y tira la toalla, no se cuida como se cuidaba antes. También hay desinformación. Gente que piensa que estuvo expuesta al virus y que por ende no corre riesgo. Gente que piensa que la mascarilla es un problema”, explicó a Infobae la doctora Jenny Montes de Oca, médica clínica en la ciudad de Miami, quien además confirmó que una cosa es la percepción de lo que está pasando, con la fatiga en la sociedad, y otra es la realidad, donde los hospitales están cada día más colmados de pacientes con COVID-19.Vista de un sitio de pruebas de covid-19 operado por el Distrito de Columbia, en Washington (EE.UU.), el 18 de noviembre de 2020. EFE/Michael Reynolds
La apreciación de la doctora Montes de Oca la confirman varios residentes de la ciudad de Miami consultados por esta publicación. “Estamos en un punto en el que tenemos que aprender a vivir con el virus. No podemos vivir encerrados”, comentó Carolina Suarez, una residente del sur de la Florida que cada mañana desayuna en una cafetería del área de Coconut Grove con la precaución de utilizar máscara y mantener distancia social.
“Yo decidí empezar a vivir. Me pasé muchos meses encerrado y el virus no va a desaparecer. Además soy joven y mis padres viven en otro país. No tengo contacto con personas de riesgo, así que si me contagio no sería tan grave”, aseguró por su parte Alvaro García, un joven español que reconoce ir a bares los fines de semana donde no se utilizan máscaras ni se mantiene la distancia social, pese a que esa es la indicación del condado.
La situación puede llegar a complicarse con las fiestas, que ya están a la vuelta de la esquina. Acción de gracias es la fiesta familiar más grande del año en los Estados Unidos y ocurre el último jueves de noviembre. Según un estudio realizado por la Universidad de Ohio, el 40% de los estadounidenses piensan reunirse con más de 10 personas para esa celebración. La organización AAA realizó como cada año una proyección de cuánta gente piensa viajar para encontrarse con familiares y amigos en el feriado de Acción de Gracias. Según su reporte, 50 millones de estadounidenses lo harán, solo 5 millones de personas menos que en 2019.Varias personas esperan para ingresar a una revisión médica y hacerse una prueba de coronavirus, el 14 de abril de 2020, en el centro hospitalario Elmhurst de Queens, en Nueva York (EE.UU). EFE/Justin Lane/Archivo
“Se esperaba que la situación empeorara. Primero por la temporada de invierno, que siempre es la temporada de infecciones respiratorias. Las hospitalizaciones aumentan todos los años en esta fecha, se sabía que con la pandemia la situación sería aún peor. Pero además por las festividades. La gente trata de reunirse con familiares y amistades. Más reuniones, más exposición. Esperamos un alza aún mayor de casos después de la semana que viene”, agregó Montes de Oca.
También es cierto que pese a haber mayores contagios, hay menos muertes. En parte se debe a que el virus se conoce más. Existen tratamientos aprobados como el medicamento anti-viral remdesivir y los tratamientos monoclonales. La posibilidad de que haya una vacuna aprobada en las próximas semanas también da esperanzas, pero nada de esto hará desaparecer la pandemia de inmediato.
No deberíamos disminuir las precauciones hasta que por lo menos haya una distribución masiva de la vacuna, y eso llevará todo el año que viene. Pero es entendible que la gente tenga fatiga. Y la verdad es que la situación es complicada, pero hemos aprendido a manejar mejor el virus. Tenemos que seguir disminuyendo el índice de mortalidad, opinó para Infobae el doctor Francisco Delgado, médico de familia en el sur de la Florida.