El presidente Iván Duque cambia de retórica y se abre a llegar a acuerdo con los organizadores del paro que ha bloqueado al país desde hace dos semanas
El Gobierno de Colombia va a sentarse a negociar con los manifestantes que tienen parado el país desde hace dos semanas. Por primera vez, el Ejecutivo del presidente Iván Duque cambia su retórica durante esta crisis y deja de referirse a las conversaciones como un diálogo nacional en el que tienen voz muchos actores para decir, con todas las letras, que buscará un acuerdo para desbloquear las calles.
El encargado de anunciarlo fue Miguel Ceballos, alto comisionado para la Paz, el político al que Duque ha puesto a manejar el acuerdo. “El Gobierno nacional, a partir de este momento, está en la plena disposición de adelantar una mesa de negociación con el Comité Nacional del Paro, para avanzar en los temas de la agenda que acordaremos con el acompañamiento de la Iglesia Católica y de las Naciones Unidas”, dijo Ceballos.
Esto ha ocurrido apenas 12 horas después de que Duque y la gente que le rodea se sentase a hablar con los convocantes del paro nacional. Era un diálogo, una charla, no exactamente un tratado entre partes. Al salir, Ceballos dijo que era optimista, que la discusión iba bien encaminada. El comité del paro no lo vio así. “Estuvimos en la tarde de hoy, reunidos durante cuatro horas, con el presidente de la República, en un encuentro exploratorio en la que no se llegó a ningún acuerdo”, escribieron los líderes del paro en un comunicado que hicieron público.
A su forma de ver, Duque insistía en hacer algo parecido a la “conversación nacional de 2019″. Entonces también hubo un estallido social y un proyectil de la policía antidisturbios mató a un joven manifestante. Se convirtió en un símbolo y hubo manifestaciones en memoria del joven. Fueron días de confusión. El Gobierno dilató esas conversaciones, llegaron las fiestas de fin de año y después irrumpió la pandemia. Las protestas se difuminaron. Ese diálogo no fue a ningún lado entonces, no se concretó en nada, y muchos creen que ahí se plantó la semilla de lo que ocurre ahora. “Se equivoca de nuevo el Gobierno con su estrategia de desgastar y embolatar, con eso no se va a resolver el paro nacional”, añadieron los manifestantes.
El asunto amenazaba con alargarse, incluso con entrar en punto muerto. Pero Duque ha forzado este giro de guion. No le sobra tiempo. Regiones y ciudades enteras del país se encuentran en una situación de semibloqueo. Las pérdidas son millonarias. El paro comenzó por el descontento que había generado el anuncio de una subida de impuestos. A medida que pasaron los días se conocieron los abusos policiales y las cifras de manifestantes muertos se elevaron a más de una treintena. La ira se intensificó. La comunidad internacional pidió a Duque que contuviera a la policía. El expresidente Álvaro Uribe, mentor de Duque, líder del partido de ambos, le emplazó a hacer un uso mayor de la fuerza en lugares como Cali, donde las autoridades han perdido el control. En la ciudad tropical ha habido disturbios, saqueos y la quema de autobuses del sistema de transporte público.
Llegados a este punto, Duque va a sentar en la mesa a los manifestantes para tratar de levantar los bloqueos. Ya no hay un diálogo ni conversación, ahora se abre por fin una negociación. El presidente ha escuchado a los que le pedían una actitud menos altiva y condescendiente con quienes han provocado la mayor crisis de su Gobierno. “Vamos a negociar y vamos a avanzar en un espacio en el cual superemos las dificultades y las diferencias”, insiste Ceballos, sin rodeos. Los convocantes de paro han agradecido el gesto, aunque no lo consideran suficiente como para desmovilizarse. La primera piedra para la solución, sin embargo, está puesta.