Mark y Nicola Rowe crearon una red de oficinas falsas y promesas vacías para persuadir a miles de británicos de entregar sus ahorros a cambio de supuestos beneficios vacacionales
Un matrimonio británico fue condenado por liderar una de las mayores estafas de tiempos compartidos en la historia reciente del Reino Unido, un fraude que dejó a más de 3.500 personas, en su mayoría jubilados, sin sus ahorros y con la vida trastornada.
Mark Rowe y su esposa, Nicola Rowe, utilizaron la empresa Sell My Timeshare (SMT) para orquestar un esquema que superó los USD 37,6 millones, según informó The Independent. Mientras las víctimas enfrentaban dificultades económicas, la pareja disfrutaba de un estilo de vida marcado por el lujo y la ostentación, financiado con el dinero obtenido ilícitamente.
El fraude, investigado bajo la Operación Destin, se centró en la captación de propietarios de tiempos compartidos, especialmente adultos mayores que buscaban desprenderse de estos activos difíciles de vender.
De acuerdo con The Independent, la empresa SMT, dirigida por Mark Rowe como director general y con Nicola Rowe a cargo de las finanzas, se presentaba como una solución confiable para quienes deseaban vender o intercambiar sus propiedades vacacionales. Sin embargo, la verdadera intención era atraer a personas vulnerables con promesas de venta y convencerlas de invertir en supuestos créditos vacacionales, denominados “monster credits”, que en realidad carecían de valor.
El modus operandi de la organización incluía la creación de oficinas virtuales y perfiles falsos para dar una apariencia de legitimidad, así como la organización de reuniones en sedes de SMT en Bournemouth, York, Stratford-upon-Avon y Tenerife.
Según The Telegraph, las víctimas eran invitadas a estas oficinas bajo el pretexto de cerrar la venta de sus tiempos compartidos, pero en realidad se enfrentaban a sesiones de ventas que podían durar hasta seis horas, donde el personal de SMT ejercía una presión psicológica intensa. Durante estas reuniones, se les ofrecía la posibilidad de intercambiar sus propiedades por créditos que prometían descuentos en vacaciones y compras, además de la opción de comerciarlos en una plataforma exclusiva.
La Fiscalía del Reino Unido detalló que muchas de las víctimas, ante la insistencia de los vendedores, accedieron a solicitar préstamos bancarios para adquirir estos créditos, con una inversión promedio de USD 11.000. Sin embargo, los afectados descubrieron posteriormente que los créditos no tenían ningún valor y que, en la mayoría de los casos, seguían siendo responsables de los costos de sus tiempos compartidos originales.
The Independent precisó que el número total de víctimas ascendió a 3.583, con pérdidas individuales que llegaron hasta los USD 107.000. Casi 500 personas perdieron más de USD 14.000, y la gran mayoría de los afectados tenía entre 60 y 80 años, aunque algunos superaban los 90.
El impacto personal y económico de la estafa fue devastador. The Independet recogió testimonios de víctimas que, tras una vida de trabajo, vieron cómo sus ahorros desaparecían y su calidad de vida se deterioraba. Uno de los afectados relató que, tras el fraude, no podía ni siquiera pagar el alquiler y sentía que había fallado a su familia, a pesar de haber sido un empresario exitoso.
Mientras tanto, los Rowe canalizaron el dinero obtenido hacia gastos personales de alto nivel. Según The Independent, la pareja destinó más de USD 147.694 a la educación privada de sus hijos, adquirió una casa en Hampshire valorada en USD 3,22 millones con establos, y gastó USD 34.000en un viaje en jet privado a Tenerife.
Además, invirtieron USD 248.000 en arte y antigüedades, incluyendo USD 41.500 por un boceto de LS Lowry. Las investigaciones revelaron quUSD 10 millones ingresaron en la cuenta personal de la pareja.
El proceso judicial, que se prolongó durante dos años y comprendió cuatro juicios en el Tribunal de la Corona de Southwark, concluyó con la condena de Mark Rowe a siete años y medio de prisión por conspiración para defraudar, según The Independent. Nicola Rowe, quien se declaró culpable de lavado de dinero, aguardaba sentencia. En total, 14 personas resultaron condenadas por su implicación en la trama, con penas que oscilaron entre los 12 meses y los cuatro años y medio de prisión, algunas de ellas suspendidas.
Las autoridades británicas destacaron la sofisticación del fraude. Peter Highway, oficial principal de la Unidad contra el Crimen Organizado de la Región Suroeste, explicó a The Independent que Mark Rowe llegó a crear oficinas virtuales y personajes ficticios, además de invertir en publicidad televisiva y en revistas para atraer a las víctimas. “El hecho de que tantas personas fueran estafadas en este caso refleja hasta dónde llegó Mark Rowe para atraer a las víctimas y crear nuevos métodos de engaño”, afirmó Highway.
Por su parte, la fiscal Gayle Ramsey calificó la experiencia de las víctimas como “una pesadilla viviente” y subrayó el carácter manipulador y egoísta de los acusados, quienes “explotaron a propietarios de tiempos compartidos, muchos de ellos ancianos”, según recogió The Independent. Ramsey también anunció la intención de la Fiscalía de recuperar los fondos y activos obtenidos ilícitamente.
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