“Podría ser un mes, seis meses o seis años”, graficó una de las funcionarias a cargo de los esfuerzos del gobierno federal contra la pandemia. Dos maneras de determinarlo, explicó, serán la efectividad tanto de los tratamientos con plasma de pacientes recuperados como los anticuerpos producidos para las vacunas
Deborah Birx, coordinadora de la respuesta del gobierno federal de los Estados Unidos al coronavirus, dijo este lunes que la falta de información con respecto al Covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, impide determinar con certeza la duración promedio de la inmunidad que desarrollan aquellos que la han superado.
En diálogo con el programa “Face the Nation”, de la cadena CBS, Birx explicó que, con la excepción del HIV, quienes se curan de enfermedades infecciosas desarrollan anticuerpos que en la mayoría de los casos les confieren inmunidad.
Pero en el caso del Covid-19, indicó, “no podemos saber si es inmunidad por un mes, seis meses o seis años”. No obstante, indicó que la efectivdad de dos tratamientos permitirán acercarse a una respuesta: la de los anticuerpos producidos para las vacunas que se están desarrollando; y el tratamiento conocido como plasma convaleciente, por el cual se realizan transfusiones de plasma de la sangre de personas que se han recuperado de la enfermedad a otros que están batallando contra ella. “Estas son preguntas científicas que tenemos”, graficó Birx.
Los ensayos con plasma convaleciente ya tienen lugar en distintos países del mundo. En Estados Unidos, una coalición de profesionales comenzó el propio a principios de mes. La iniciativa está coordinada por la clínica Mayo, una de las instituciones sanitarias más prestigiosas del mundo, y se está llevando a cabo en más de 100 hospitales del país.
De ser efectivo, agregó, podría evitar que los pacientes desarrollen cuadros graves de la enfermedad. También podría suministrarse a los trabajadores de la salud y quienes se encuentren expuestos constantemente al virus. Pese a haberse comenzado a implementar hace relativamente poco, el tratamiento se ha usado para intentar combatir otras enfermedades, siendo una de ellas la pandemia de gripe española del siglo pasado.
En cuanto a las vacunas, Birx no especificó si en que momento del proceso de desarrollo será posible llegar a la conclusión de esa premisa. Más allá de ello, en este momento hay 70 vacunas contra el coronavirus en desarrollo en todo el mundo, y tres de ellas ya se están probando en ensayos con seres humanos.
La más avanzada en el proceso clínico es una vacuna experimental desarrollada por la empresa CanSino Biologics Inc (que cotiza en la bolsa de Hong Kong) y el Instituto de Biotecnología de Beijing, que ya está en la fase 2.
Las otras dos que están siendo probadas en humanos son tratamientos desarrollados separadamente por las farmacéuticas estadounidenses Moderna Inc. e Inovio Pharmaceuticals Inc.
Se está avanzando a una velocidad sin precedentes en el desarrollo de vacunas, ya que parece improbable que el patógeno infeccioso sea eliminado solo con medidas de contención. La industria farmacéutica espera reducir el tiempo que tarda una vacuna en llegar al mercado, normalmente unos 10 o 15 años, hasta el año próximo.
Pero también hay expectativas sobre la posibilidad de que esta pueda llegar antes. Están puestas en una que está siendo desarrollada en la Universidad de Oxford y cuya responsable, Sarah Gilbert, dijo que “si todo va perfectamente” sería “casi posible” tenerla lista en septiembre.
“Tenemos que ir por eso. Nadie puede dar garantías, nadie puede prometer que va a funcionar y nadie puede dar una fecha definitiva, pero tenemos que hacer todo lo que podamos tan rápido como podamos”, dijo la científica en una entrevista con el diario británico. Para Gilbert, su vacuna tiene un 80 por ciento de posibilidades de éxito.