Por: Fernando Hiciano
El presidente debe poner todos sus esfuerzos en favor de la familia. Debe ser su gran legado por el bien de su pueblo que él ama. Actualmente padecemos el síndrome post Covid- 19, manifestándose en una violencia latente, por la que, trabajar la salud mental debe ser inmediata. La sociedad que es un engendro de la familia ha perdido el asombro ante tantos hechos dramáticos y bochornosos que vive la nación. La intolerancia y algún tipo de violencia que se ejerce en la familia es una constante sin importar a qué segmento social pertenece. ¿Qué está pasando en la familia dominicana?
El segundo mandato debe desarrollar programas que impacten positivamente a cada uno de los miembros. Fomentar el emprendedurismo, ofreciéndoles oportunidades de empleos sostenibles, mejorar la seguridad ciudadana y priorizar en la calidad de vida de la familia.
El gobierno debe regular las redes sociales y desintoxicar a las familias de tantos contenidos nocivos que están dañando la salud mental de cada hogar. Esos contenidos que incitan a la violencia, a la promiscuidad y a la perversión aceleran la buena costumbre de la familia.
Si se observa en los medios de comunicación de uso masivo, cuando un hecho detona en violencia al final de cuentas hay una familia detrás que sale compungida o avergonzada cuando uno de sus miembros es afectado. Cuando un ciudadano es sentenciado a purgar una pena en la cárcel por estar involucrado en delincuencia, o es acribillado en los llamados intercambios de disparos, o muere en una riña, o alguien pierde la vida producto de un asalto a mano armada, o la delincuencia quema archivo humano para silenciar la verdad, o un funcionario roba al Estado, esa persona viene del seno de una familia, por consiguiente cuando un ciudadano es excluido por la sociedad es la familia y el Estado quienes se derrumban por el costo que implica un individuo, inclusive desde antes de nacer.
En tal sentido, el gobierno debe fomentar programas sociales, orientados bajo los fundamentos de los valores del respeto, la honradez y la tolerancia en la familia. Trabajar una efectiva convivencia con el propósito de llevar a cero el índice de la violencia intrafamiliar y erradicar la taza de las familias disfuncionales, precisamente cuando se está discutiendo en este momento la Ley 341-1 que da cuenta de la Paternidad y Maternidad Responsable.
¡Vamos presidente, el tiempo apremia!
