EE.UU: Al menos 25 muertos en Nueva York por las fuertes lluvias

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El huracán Ida no arrasó, como se temía, la ciudad de Nueva Orleans. En su lugar, sus restos han golpeado con una violencia inusitada Nueva York, situada a 2.000 kilómetros al noreste, provocando al menos 25 muertos, nueve de ellos -entre los que se encuentra un niño de dos años- en la ciudad, donde se han producido enormes inundaciones en los distritos de Queens y Brooklyn.

El aeropuerto internacional de Newark, junto a Nueva York aunque en el estado de Nueva Jersey, donde se han reportado 13 muertos, ha sido cerrado. Los de JFK y La Guardia están sufriendo decenas de cancelaciones y cientos de retrasos. Gran parte de la red de metro de la ciudad ha sido también cerrada al público, después de que varias estaciones se inundaran. La cifra de muertos podría aumentar en las próximas horas.

En total, hay unas 250.000 personas sin electricidad en el área metropolitana de Nueva York, que no vivía una catástrofe meteorológica de esta magnitud desde la llegada del huracán Sandy, el 29 de octubre de 2012, que causó la muerte de 44 personas. Los destrozos, no obstante, son menores que los que ha provocado la tormenta en el estado de Luisiana, donde está Nueva Orleans, y en el que se quedaron sin luz más de un millón de personas. En ese estado, sin embargo, la tormenta solo causó tres muertos, y todos de ellos de manera indirecta. De hecho, uno de los fallecidos tuvo una muerte especialmente macabra, al ser descuartizado por un caimán mientras trataba de escapar de la inundación.

Nueva York, al contrario que Luisiana, no está habituada a los huracanes, y por eso el golpe ha sido más fuerte. Claro que el impacto de la tormenta no se ha circunscrito a la ciudad. Ida ha obligado al cierre de más de 600 kilómetros de línea férrea desde la ciudad de Philadelphia, donde fallecieron tres personas, hasta la de Boston, lo que supone la paralización del ‘Corredor del Noreste’ ferroviario, que es la única línea de tren para pasajeros de EEUU que está destinada a conectar grandes núcleos urbanos. La capital del país, Washington, estuvo semiparalizada el miércoles por temor a que Ida provocara tornados como el que asoló Annapolis, a 40 kilómetros al Norte.

Las primeras estimaciones apuntan a entre 15.000 y 25.000 millones de dólares (de 12.600 a 21.000 millones de euros) en pérdidas en un total de siete estados -tres del sur y cuatro del noreste- aunque la cifra definitiva podría ser considerablemente mayor. A ello se suma el cierre de una parte de las refinerías y de los campos de extracción de petróleo de la costa del Golfo de México, así como del oleoducto Colonial, que conecta el Noreste del país con esos yacimientos y que saltó a la primera plana de las noticias en mayo, cuando un grupo de ‘hackers’ ruso se hizo con el control de sus sistemas informáticos y lo cerró. En total, alrededor del 15% de la producción de petróleo y el 12,5% de la capacidad de refino de EEUU está paralizada como consecuencia del huracán.

Paradójicamente, Ida ha sido mucho menor de lo que se temía en Nueva Orleans, donde entró en tierra firme como un huracán de categoría 4, con vientos de 230 kilómetros por hora. Fue el primer ciclón de grandes magnitudes que golpeó a la ciudad desde que Katrina, en agosto de 2005, destruyó esa localidad y causó una cifra de muertos que nunca ha sido precisada con exactitud, pero que oscila entre los 1.500 y los 2.000, según las diferentes estimaciones. Quince años después de la catástrofe, la zona metropolitana de Nueva Orleáns todavía no ha recuperado la población que tenía antes de Katrina.

Una de las características de Ida ha sido la rapidez con la que ganó fuerza antes de tocar tierra. Sus daños, sin embargo, no se han producido tanto por sus fuertes vientos, ya que en el noreste de EEUU ha llegado totalmente debilitado, sino por las feroces y súbitas tormentas de agua que ha desencadenado.

Lluvias históricas
«Estamos sufriendo un evento meteorológico histórico con lluvias que están rompiendo récords por toda la ciudad, con inundaciones brutales y condiciones peligrosas en las carreteras», advirtió el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, en las redes sociales.

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